Noticias de Arquitectura


La geometría de Carlos Ferrater
marzo 1, 2009, 10:55 pm
Filed under: Ferrater | Etiquetas:

ÁNGELES GARCÍA 28/02/2009

l arquitecto barcelonés encuentra en los paisajes nuevas formas de experimentación

El jardín botánico de Barcelona, el paseo marítimo de Benidorm, las bodegas de Toro o el hotel Juan Carlos I, también en Barcelona, tienen un sello común: la concepción geométrica del paisaje. Es una forma de entender la arquitectura por la que Carlos Ferrater (Barcelona, 1944) se ha convertido en uno de los arquitectos imprescindibles del panorama internacional. Su nombre está de actualidad por tres motivos. El Colegio de Arquitectos de Madrid le ha dedicado una exposición en la que se revisa su obra fundamental. A la vez, la monografía sobre su obra editada por Manuel Padura ha sido reconocida como el gran libro del año de arquitectura publicado en 2008. Y, mientras tanto, la expectación en torno a su figura aumenta según crecen sus posibilidades de ser el constructor del nuevo estadio del Fútbol Club Barcelona, un proyecto bautizado como Rascahorizontes por el arquitecto.

Ferrater tiene su estudio en pleno centro de Barcelona, en la calle de Balmes. El edificio, 425 metros cuadrados, está situado en el corazón del Ensanche. Construido en 2002, su fachada mezcla la piedra y la madera con el acero y el vidrio para conseguir una peculiar versión de los edificios construidos a finales del XIX y principios del XX. Los espacios del interior son totalmente diáfanos y se comunican entre sí de una manera natural. Todo en el mundo de este arquitecto parece estar interrelacionado. Las individualidades parecen no tener cabida en el mundo creativo de Ferrater.

Defensor del trabajo en equipo, señala a su propia familia como coautora de toda su obra: sus hijos Borja y Lucía y su yerno, Xavier Martí, encabezan un reparto cuyo sello perdurará en todo el mundo. ¿Qué tienen en común los proyectos de Ferrater? El arquitecto duda y finalmente responde que si tuviera que escoger un elemento señalaría la Naturaleza, así, con mayúsculas, vinculada al mundo de la geometría. «Las formas geométricas me han servido siempre como el mejor puente para cruzar a la esencia del paisaje». Volúmenes, cajas, trenzados, mallas sirven para interpretar cada uno de sus proyectos. ¿Y el peso del Mediterráneo en su obra? «La luz natural es fundamental. Las formas geométricas nos sirven para extraer lo mejor de un paisaje. En el Mediterráneo se funden ambos conceptos. No nos interesan los simples contenedores». Añade que le apasiona el paisaje como punto permanente de referencia para sus investigaciones. «Hoy la multiplicidad del paisaje, entendido en todas sus formas: urbano, degradado o virgen, así como la complejidad de las nuevas ciudades nos permiten establecer lugares de experimentación».



Comparte Ferrater su arquitectura
abril 3, 2008, 4:28 am
Filed under: Barcelona, Ferrater

Por: Juan Zapata Pacheco, Martes, 01 de Abril de 2008

Carlos Ferrater
Uno de los arquitectos catalanes más importantes a nivel internacional, Carlos Ferrater, tuvo un encuentro con los estudiantes del ITESM en el Auditorio Luis Elizondo.

Uno de los arquitectos catalanes más importantes a nivel internacional, Carlos Ferrater, tuvo un encuentro con los estudiantes del Tecnológico de Monterrey (ITESM) en el Auditorio Luis Elizondo, en el que por más de una hora y media compartió sus experiencias personales en torno a la construcción de viviendas y sus ocupantes.

Su conferencia magistral, “Casas y habitantes”, se dio en el marco de la Cátedra Luis Barragán, que el ITESM creó para honrar la memoria de uno de los más grandes arquitectos mexicanos del siglo XX, que dejó su huella en Monterrey en obras como el Faro de Comercio

Ferrater, por su parte, es reconocido por sus obras en Barcelona de los años ochenta, que incluyen tres islas en la Vila Olimpica y en la Vall d Hebrón, el hotel Juan Carlos I y un edificio en la avenida Foix.

Y en los años noventa, el jardín Botánico y el palacio de Congresos de la misma ciudad.

El arquitecto dividió su ponencia en torno a cinco historias, cada una de ellas involucrando dos proyectos de construcción de casas, vinculados entre sí por la relación con los ocupantes, o por el tipo de proyecto.

Resaltó la labor del arquitecto como diseñador de “espacios para la gente”, destacando su interés en la esfera íntima y la relación con los usuarios o clientes, ya que finalmente ellos son los que habitarán el edificio.

Con esto retomó el espíritu de Luis Barragán, a quien situó en la estirpe de los maestros que tuvieron una fuerte conexión con quienes trabajaban.

Barragán es reconocido por las casas unifamiliares que construyó y que ayudaron a definir su estética.

Ferrater inició su exposición con dos casas que construyó en Estartit, una pequeña población catalana a la orilla del mar, dos casas para una misma familia, donde tuvo que luchar contra tormentas que hicieron peligrar la construcción y le revelaron la arquitectura como algo serio, no como un mero juego.

Luego explicó dos casas que construyó en las montañas de Barcelona, uno de las cuales, la casa Triginer (1997), le tomó demasiado trabajo, dada la mala ubicación del terreno en el que se debía proyectar, por lo que estuvo al borde de cancelar su participación.

Este mismo proyecto sería ganador del Premio Década de la Fundación Óscar Tusquets el año pasado, un premio que reconoce edificios construidos una década atrás como una manera de evaluar convincentemente la trascendencia o no de un proyecto arquitectónico.

La conferencia, más que presentar sus visiones teóricas o técnicas de la arquitectura, mostró el lado humano del artista, quien destacó su relación para con los ocupantes y sus familias, lo cual le ayudó a definir las necesidades de cada proyecto, en función del ocupante.

Por otro lado, también mostró claramente la idea de Ferrater de retomar aspectos tradicionales en el entorno del edificio, o de utilizar elementos antiguos ya presentes en un terreno para generar a partir de ellos proyectos en que conviven tradición y modernidad.

Un ejemplo de ello es una casa de verano que el arquitecto construyó para su familia en la isla de Menorca, donde aprovechó unas estructuras utilizadas para guardar el ganado para proyectar su vivienda, donde utilizó la cantera tan común de las Islas Baleares.

Otro proyecto emblemático fue la casa que proyectó para su hermano, un fotógrafo de modas, a partir de lo que fueran unos viejos graneros en una comunidad catalana.



En arquitectura no todo es lenguaje: Ferrater
abril 3, 2008, 4:26 am
Filed under: Ferrater, Milenio

El catalán dictó una conferencia ante un auditorio repleto

Su participación se da dentro de la edición 17 de la Cátedra Luis Barragán del Tec.

1-Abril-08

Mallorca, Santander y Barcelona han sido territorios en los que, en algún momento, la mirada de Carlos Ferrater ha tomado la batuta para transformar el ambiente, el paisaje, la vida misma. “No todo es lenguaje en la arquitectura”, dice ante el micrófono este artista mediterráneo de los muros y las superficies. “Al momento de levantar un proyecto, tenemos que pensar en construir”.

Veámoslo con atención. Este hombre tiene la clara imagen de un rebelde. Su cabello esponjado y desparpajado lo revela como alguien inquieto, pero su inteligencia sistemática y la velocidad de su pensamiento desmienten esa sospecha.

A través de la historia de cinco casas y 10 familias, el arquitecto catalán Carlos Ferrater reveló algunas de las claves de su proceso creativo, su imaginación y su talento como constructor. Eso ocurrió ayer al mediodía en una sala del auditorio Luis Elizondo llena a reventar.

La obra de Ferrater es la protagonista de la edición 17 de la Cátedra Luis Barragán, del ITESM. Así, a través de proyecciones y de una charla directa, amena y desprovista de tecnicismos, nos asomamos al nacimiento de cinco casas envueltas en bosques, montañas o playas, casas que nos deparan sorpresas y maravillas, casas plagadas de luz y contrastes, casas amables, casas vivas, casas habitables.

A pesar de ser dueño de un prestigio que se expande desde Italia hasta Francia y no cesa de crecer en América Latina, el arquitecto catalán se refirió a la evolución de su propia obra con desenfado, con lucidez, y a veces con ironía, despojado de toda tentación por el maquillaje y el disfraz.

Esta vez el constructor de tres manzanas de la Villa Olímpica y ganador del premio Ciudad de Barcelona y el premio Brunel visita por primera vez Monterrey. Esta es la primera conferencia que sustenta ante los arquitectos de nuestra ciudad, y no quiso desaprovechar la oportunidad con un discurso académico. Sencillamente desenfundó sus conceptos y atinó en cada uno de sus disparos. ¿Cómo resolver una casa al filo de un acantilado? ¿Cómo despojarse del frío aspecto del cemento y sustituirlo por la fuerza de una trama de sombras? ¿Cómo abordar la creación de una casa para una familia en pleno crecimiento y multiplicación? Como si se tratara de una estrella de rock, Ferrater mantuvo despierta la atención de los jóvenes estudiantes en el Luis Elizondo, y llegado el momento se entregó a la mediterránea costumbre de proseguir la charla hasta sus últimas consecuencias.

En la mesa en estuvieron presentes Mario Martínez, titular de ingeniería y arquitectura del ITESM, Eduardo Padilla, responsable de la Cátedra Luis Barragán, y Josep María Montaner.

Monterrey/Gabriel Contreras



Arquitectura con pedigrí
febrero 9, 2008, 2:44 am
Filed under: Barcelona, Ferrater
  1. Carlos Ferrater reúne su currículo constructivo en una exposición
  2. Entre las maquetas figuran las de una nueva torre en la Diagonal y otra en la plaza de Europa de L’Hospitalet
El arquitecto y la torre Ferrater, junto a la maqueta del edificio Imagina @, construido ya en la Diagonal. Foto: DANNY CAMINAL» height=»171″ width=»250″>
El arquitecto y la torre Ferrater, junto a la maqueta del edificio Imagina @, construido ya en la Diagonal. Foto: DANNY CAMINAL

ROSARIO FONTOVA
BARCELONA

La arquitectura barcelonesa tiene en Carlos Ferrater a uno de sus valedores. En estos momentos construye edificios singulares en las áreas de nueva urbanización de la ciudad o su entorno, como una nueva torre en la Diagonal, otra en la plaza de Europa de L’Hospitalet y una casa de pisos en el paseo de Gràcia. Al contrario que el aroma de franquicia que tiene mucha de la arquitectura de importación, sus edificios no son nunca iguales y se adaptan a los paisajes o zonas urbanas con el respeto de quien sabe que dejarán una larga huella.
Y como profesional de reconocido prestigio, Ferrater se duele de que «en Barcelona hay arquitectos muy potentes pero hay un cierto desánimo en el gremio». «No se trabaja en la confianza hacia el espacio público. Las grandes promociones privadas han sido las protagonistas de los últimos cambios. Pero no se ha conseguido crear ciudad», añade.

Obra casi completa
La obra casi completa de Ferrater se presenta en el Col.legi d’Arquitectes de Catalunya (COAC) hasta el 23 de febrero. Fundador del estudio OAB (Office of Architecture in Barcelona) junto con su yerno Xavier Martí y sus hijos Borja y Lucía, Ferrater ganó en el 2004 la cátedra en la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona (ETSAB) con un trabajo sobre la lógica matemática que encadena todos sus proyectos. Parte de ese trabajo se presenta en la exposición, donde se concentran todos los proyectos de Ferrater realizados desde 1989.
Fuera de Catalunya sobresalen la estación de Zaragoza o la Ciudad de las Ciencias de Granada. En Benidorm, un paisaje de ocio a base de rascacielos, su lápiz ha logrado la proeza de dulcificar la fealdad a base de un largo paseo marítimo que se ondula como las olas.
En Barcelona uno de sus trabajos más originales es el Jardí Botànic, cuya representación matemática es fiel en los planos y en la maqueta a la topografía de Montjuïc y al basurero sobre el que han ido creciendo las especies mediterráneas. Es probable que el edificio más invisible de Ferrater sea un gimnasio en Pedralbes que prácticamente desaparece entre el césped. Y el más original –Ferrater lo considera «nuestro mejor edificio»— es la sustitución de una casa existente en la confluencia de Diputació-paseo de Gràcia por otra que recupera la tipología del modernismo. Congelado el proyecto por la falta de acuerdo con un inquilino, la maqueta, de madera y cobre, recrea una fachada de vértices agudos que impactará sin chirriar en el exigente Eixample, cuna de la burguesía de Barcelona.
La torre Imagina @, por encargo de Mediapro, compite ya con un hábil giro en la nueva Diagonal con sus vecinas, se convierte en un puente sobre la calle de Bolívia y aporta un nuevo alarde tecnológico. «Hace cinco años no habría podido hacerse. No hay ni un pilar y la fachada es la estructura», explica.
Tan veterano como respetado, a la inauguración de su muestra asistieron muchos colegas que comparten sus inquietudes. «En Barcelona hay un colectivo ciudadano que valora la arquitectura como no sucede en Madrid ni en otro lugar del mundo. Hay que recuperar la complicidad entre políticos, ciudadanos y arquitectos que se dio en los años 80», propone. Ferrater no se muerde la lengua al censurar los excesos de «formas caprichosas y mediáticas sin raíz social ni programa funcional»; «los edificios que son objetos de franquicia y quedarán pronto obsoletos»; «el último pelotazo inmobiliario o el invento mediático que solo alaban el ego del político de turno».
Como fórmula, insiste en recuperar la confianza en el ciudadano y recuperar el territorio del espacio público, abandonado en aras del «lugar genérico» del que habla el pope de la nueva arquitectura Rem Koolhas, «que al final han dejado en manos privadas el protagonismo de las últimas transformaciones públicas».



Carlos Ferrater, arquitectura dual
enero 15, 2008, 10:10 pm
Filed under: Barcelona, Ferrater


Curtido en la Barcelona de los Juegos Olímpicos, el arquitecto barcelonés prefiere ciudades humanas arraigadas en sus tradiciones, que recuperen su casco histórico y tengan menor extensión y más espacio público.

Carlos Ferrater es un barcelonés ligado a su ciudad y a su tierra natal, donde se halla la mayor parte de su obra y las afables viviendas de sus inicios en L’Estartit, su Club Náutico, la casa de Sant Just Desvern, el pabellón de Montgrí, una de las terminales del aeropuerto y el edificio de viviendas 22@. Experto en los grandes espacios y la vivienda, las torres son su pasión actual. Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, mantiene su estudio en Barcelona desde su titulación en 1971 en la Politécnica de Cataluña, de la que es catedrático de Proyectos. Defiende que la arquitectura tiene un fin social y semántico, y que debe idearse en equipo. Así hace con sus alumnos, o con los numerosos colaboradores y socios de su Office of Architecture in Barcelona, la OAB, creada en 2006 con Xavier Martí y Lucía y Borja Ferrater. Cree que en las aulas se da el pensamiento crítico, y no separa la actividad profesional de la académica. En la Escuela de Barcelona, desde la que dirige la Cátedra Blanca para la investigación con cemento blanco, propone enunciados tan reales que han llegado a construirse, como demuestra la Estación Intermodal del AVE en Zaragoza. Comparte con los alumnos su página web, que es índice preciso y emisora eficaz de sus propuestas. También es manifiesto de su arquitectura el edificio de su estudio de la calle de Balmes, que construyó en 2002.

El pasado otoño estuvo cerca de lograr el encargo de la reforma del Camp Nou del Barça. Su conoide, un vaso reglado por costillas inclinadas, no venció al toroide textil y tensado de Foster. Aunque ambos se basaban en los colores del club y de la senyera, en la etapa final del concurso, llena de suspense, primó la funcionalidad mercantil y el mayor aforo durante las obras que ofreció el británico. Ferrater explica que “mucho de lo que se hace no es arquitectura, es espectáculo, iconografía, simbolismo, vanguardia” y arremete contra la que llama “de franquicia”, en la que usuario, lugar y construcción son relegados por los políticos que demandan “símbolos a corto plazo”. Curtido en la Barcelona de los Juegos Olímpicos, prefiere ciudades humanas arraigadas en sus tradiciones, que recuperen su casco histórico y tengan menor extensión y más espacio público. Mercedes Peláez cuenta en este número la trayectoria del arquitecto barcelonés y sus obras emblemáticas en España, y Elena Pita entrevista a un hombre que sostiene que la arquitectura se ha convertido hoy en un punto de lanza de las vanguardias, suplantando a otras artes.



"En nuestro proyecto para el Camp Nou valoramos más la labor de equipo que la figura"
septiembre 23, 2007, 4:19 pm
Filed under: Barcelona, Ferrater

CATALINA SERRA – Barcelona – 20/09/2007

Llegó a la final, pero no pudo hacerse con el título. En algún momento parecía que el jurado apostaba por el proyecto de reforma del Camp Nou del amplio equipo que ha liderado Carlos Ferrater (Barcelona, 1944) en el que además de los arquitectos de su estudio -Oficina de Arquitectura en Barcelona (OAB)- figuraban los urbanistas Enric Serra y Luis Vives y la firma Arupsort, pero a media tarde cayó la ducha de agua fría cuando le avisaron de que no, que el ganador era el británico Norman Foster.

«El esfuerzo había sido grande y hemos llegado a la final porque actuamos bien como un equipo en lugar de como una figura; digamos que éramos más el Sevilla que Ronaldinho», comenta Ferrater, autor de obras emblemáticas como el nuevo jardín botánico y el hotel Juan Carlos I, ambos en Barcelona y con proyectos en marcha como la reforma del paseo marítimo de Benidorm y la Ciudad de las Ciencias de Granada. Considera que el suyo era «un estadio que sólo podía estar en Barcelona, muy arraigado al barrio y al entorno» , nada que ver con este tipo de estadios intercambiables que sirven para cualquier ciudad. No critica a Foster -«es un número uno»- ni se queja del resultado, es más, elogia el procedimiento y la actuación del Colegio de Arquitectos y de las instituciones, pero lamenta que se haya extendido este tipo de arquitectura «de franquicia», en el que tanto da el sitio en el que se ubica.

De lo que parece más orgulloso era del aspecto icónico del nuevo estadio que había diseñado, con forma de copa, ovalado y rodeado de una especie de costillas metálicas que creaban un espacio intermedio transitable y público al tiempo que en sus intersticios unos paneles con leds permitían iluminar todo el estadio con la senyera, los colores del Barça o reproducir incluso a gran escala los goles del interior. «Era muy de aquí, muy mediterráneo», señala. «Un edificio muy en la línea de Coderch o de Gaudí en el que seguíamos el trazado que diseñó Francesc Mitjans en su proyecto para el campo a partir de la segunda gradería».

Su principal objetivo, sin embargo, era la relación con el entorno urbano. «Abríamos el estadio a la ciudad creando un parque, organizando bien los accesos salvando los desniveles actuales y, sobre todo, teniendo muy en cuenta las necesidades del barrio porque ésta es una zona muy problemática». Su proyecto incluía un megastore accesible al barrio, un centro de congresos y nuevas oficinas para el club.

En el aspecto funcional, lo más destacado era la cubierta traslúcida que protegía todas las localidades y que sobre la parte de césped era retráctil, y que se ganaban 200 palcos y se mejoraba la visibilidad de todas las localidades -«lo hacíamos más democrático», dice- ya que se eliminaba la tercera gradería, que considera obsoleta y mal diseñada, y a cambio se ganaba sitio en otras partes. «Incluso habíamos ideado un ingenioso sistema para que los asientos pudieran moverse de manera que se podía estar más o menos ancho en función del público», indica.

Sobre las críticas de que se perdían durante las obras 10.000 localidades y dejaba al descubierto la tribuna, señala que eran cuestiones resolubles. «Había soluciones para ello, pero como no se ha podido explicar el proyecto no lo hemos podido defender», indica, al tiempo que asegura que no le hubiera disgustado un debate previo.